El altavoz central en el car audio

La incorporación de un canal central en las instalaciones de car audio ha ido cayendo en desuso hasta ser toda una rareza hoy en día. Pese a ello, hay algunos nostálgicos que defienden sus ventajas respecto a los sistemas de sonido tradicionales como un valioso ‘apoyo’ para evitar la pérdida de calidad sonora. En este reportaje repasaremos su funcionamiento y sus características, tanto las que fundamentaron su éxito años atrás como las que proporcionaron su paulatina pérdida de presencia en el car audio.

Sus inicios
El altavoz central nació con el objetivo de situar la escena sonora más elevada y, valga la redundancia, centrada. Los obstáculos físicos presentes en cualquier automóvil, que van del cuadro de mandos a los asientos pasando por el salpicadero central, hacen que algunas frecuencias se pierdan en su camino hacia el oyente. El resultado de esta pérdida es una reproducción con una imagen sonora muy baja y voces poco inteligibles. Gracias al canal central y a su filtro pasivo que sólo daba medios y agudos, este problema quedaba en parte solucionado, ya que al elevarse la escena los medios recuperaban su protagonismo.

El canal central nació con el objetivo de elevar la escena sonora de los medios. Desde hace años se encuentra prácticamente en desuso en el car audio, pero se mantiene en el sector del Hi-Fi y del Home Cinema

Una de las confusiones más habituales es pensar que, cuando se habla del canal ‘central’, se está hablando de un canal situado frente al conductor, cuando no es así. Por ‘centro’ entendemos el centro en referencia a nuestra posición de escucha: es decir, lo encontraremos en un ángulo sobre el tablero hacia la derecha. 

‘Boom’ gracias al Dolby Digital
El canal central debe gran parte de su popularidad entre los instaladores a la aparición a finales de los años 90 del sonido Dolby Digital. Gracias a este sistema, el canal central se convertía en un elemento fundamental si queríamos disfrutar del auténtico sonido 5.1 que nos ofrece esta tecnología tan presente, sobre todo, en los sistemas de cine en casa. 

Un sistema de audio basado en cinco canales que en el coche se repartían de la siguiente forma: dos traseros a cada lado, dos delanteros a cada lado... y luego un quinto canal centrado en el medio del salpicadero. A partir de ese momento, los fabricantes empezaron a ofrecer este tipo de altavoz de forma usual, dentro de los equipos de audio certificados como Dolby Digital. Además, eran ya altavoces para montaje en superficie, con lo que el problema de tener que agujerear el salpicadero desaparecía. Algunos de ellos inclusive eran extraíbles para evitar el robo.

Debido a su aportación sonora al 5.1, su reducido tamaño y su estética cada vez más atractiva, muchos fueron los compradores que empezaron a tenerlo muy en cuenta y a hacerse con este tipo de transductor. 
El altavoz central estaba llegando al cénit de su popularidad, y se igualaba a otros altavoces de los considerados específicos. Pero su uso fue cayendo poco a poco en el ostracismo. Fueron varios los motivos pero el principal de ellos fue la popularización de los DSP en las instalaciones de car audio, un fenómeno que ha sido posible gracias a la aparición de procesadores de gamas medias y de primer precio. 

Gracias a los procesadores de sonido se resuelve de forma más sencilla la necesidad de elevar la escena de los medios, algo que hace unos años -debido al elevado precio que tenían los DSP- en muchos casos era mejor optar por la instalación de un canal central para mejorar el sonido de los medios.

 

En la actualidad
La necesidad de un altavoz central en una instalación de car audio siempre ha suscitado opiniones encontradas. Antes de la popularización de los DSP, había quienes defendían a ultranza el papel del canal central como ‘añadido’ necesario para lograr una mejor escena sonora. Otros, en cambio, opinaban que se trata de un canal innecesario, que 'ensucia' el sonido estéreo.   

Ambas partes basaban sus afirmaciones en diversos argumentos, la mayoría de ellos ciertos y comprobables a nivel técnico. Es cierto que, en una instalación multimedia que busque una configuración 5.1, un canal central puede  completar una instalación con la localización de las frecuencias medias y el apoyo a las voces, ya que las pistas sonoras de un DVD envían información musical a cada uno de esos canales (dos frontales, dos traseros, uno de subgraves y el central, claro está).

Pero en una configuración en estéreo, la teoría es diferente. Hay usuarios que han recurrido al canal central como solución a una escena demasiado ancha, que trasciende los límites del vehículo, para definir un centro demasiado difuminado por esa misma amplitud. Pero lo cierto es que un sistema de car audio que trabaje bien el estéreo ha de cubrir, impepinablemente, el trabajo que en teoría se le adjudicaría, por ubicación y frecuencias a reproducir, a un hipotético canal central.

En cualquier caso, los que piensen que en car audio se trata de un producto totalmente obsoleto pueden estar cargados de razón si nos atenemos a qué prácticamente ninguna marca comercializa ya este tipo de altavoz. Las últimas firmas de renombre en hacerlo fueron Pioneer (con su modelo TS-CX7) y Alpine (modelos SBS-05DC y DLB-100R), cuyas referencias dejaron de comercializarse hace más de 10 años.

DSP vs altavoz central
Según sostienen la mayoría de instaladores consultados, este olvido de las marcas se debe a que los usuarios -incluidos los propios instaladores- se dieron cuenta con el paso de los años que el altavoz central era un gasto inútil, ya que las prestaciones que ofrece de elevación de la escena se pueden conseguir fácilmente -y de forma más económica-  con un procesador de sonido.

Hace más de 10 años los DSP tenían unos precios muy elevados, motivo por el cual todavía se usaba el altavoz central para elevar la escena sonora. El abaratamiento de los procesadores de sonido digitales ha permitido la popularización del uso de los DSPs en las instalaciones de car audio. Esta popularización ha sido determinante para entender la desaparición del altavoz central en el aftermarket, un tipo de altavoz que encarece la instalación debido a que requiere su propia etapa de potencia. A ello cabe sumar otros motivos, como que el canal central a menudo complica la instalación y que su uso implica una sobrecarga a nivel estético, lo cual no conjuga con la tendencia de integración que priman las instalaciones de los últimos años.

En las instalaciones actuales, la tendencia es anular el canal central de los vehículos que lo traen de serie (solo en el caso que el eCall no esté vinculado a él) y mejorar el sonido con DSP, amplificación y vías separadas

Otros instaladores, en cambio, nunca se han mostrado partidarios del uso del altavoz central para escuchar música en el coche debido a que, a menudo, más que elevar la escena sonora lo que hace es ensuciar el sonido estéreo con un nuevo canal de sonido. Eso sí, nadie niega que el altavoz central resulta útil para reproducir DVD-Audio con sonido multicanal o una película también en multicanal, lo cual son opciones muy poco extendidas en el car audio.

Se mantiene el canal central como equipamiento de serie
A pesar de la desaparición del altavoz central en instalaciones de aftermarket, este tipo de transductor se sigue utilizando en muchos coches que salen de fábrica, como algunos modelos de Mercedes, Porsche, Land Rover, Audi, BMW, Hyundai o Seat; tanto en las configuraciones básicas como las más avanzadas. En algunos casos el motivo de su uso se debe al sistema de llamada de emergecia eCall, que en determinados modelos se comunica exclusivamente a través del altavoz central.

Si alguno de estos vehículos decide mejorar las prestaciones sonoras de su coche, la tendencia actual en el car audio es anular el canal central (en el caso que el eCall no esté vinculado a él) y mejorar el sonido con procesadores de sonido, amplificación y vías separadas.